Reseña de «Pequeña Miss Sunshine»

Por Rosalía Cuéllar Díaz (grupo 130, curso 2016-17)

En esta entrada voy a hablar de la película Pequeña Miss Sunshine, una comedia dramática estrenada en 2007. La película se centra en la familia Hoover, formada por un abuelo drogadicto, un padre obsesionado con alcanzar el éxito en la vida mediante sus “9 pasos”, una madre que sirve de unión entre toda la familia, un tío que está superando un intento de suicidio por el abandono de su novio, un hijo adolescente que no habla y que se comunica mediante notas, y una hija pequeña, Olive, una niña extrovertida y muy peculiar, que quiere ser modelo de belleza.

Todo empieza cuando a Olive la llaman para participar en un concurso de “Pequeña Miss Sunshine” y toda la familia, por unas razones u otras, se moviliza para llevar a la pequeña hasta California, donde se realiza en concurso, en una caravana un tanto aparatosa, para que ésta tenga la oportunidad de participar en él.

Cabe destacar de esta película, las rarezas particulares con las que son presentados cada uno de los personajes, que tratan de alguna manera u otra ser “normales” como el resto de la sociedad. Nos muestra los intentos de cada personaje por conseguir sus metas o aspiraciones personales, a veces un tanto surrealistas, como la vida misma, y sus intentos fallidos de ello, que les hace buscar en la cohesión familiar un atisbo de desahogo y realidad para combatir sus desengaños personales de sus inadaptadas vidas.

También se centra sobre todo en proporcionar al espectador, una visión más profunda de los sentimientos e ilusiones de una niña de 11 años, inmersa en su mundo de fantasía, sin ser consciente en muchas ocasiones de lo que realmente está pasando a su alrededor y en el entorno familiar.

Por último, destacar la crítica que la película hace de la sociedad americana, de los concursos de belleza que sólo se quedan en la fachada sin profundizar en la persona, de la convivencia y de las relaciones intrafamiliares, la soledad, la cruel adolescencia, y las relaciones paterno-filiales.

Un comentario en “Reseña de «Pequeña Miss Sunshine»”

  1. Pequeña Miss Sunshine es un pequeño rayo de luz que se graba sobre la retina de los espectadores. Y es, como maravillosamente ha resumido mi compañera Rosalía en una breve reseña sobre esta película (https://demasiaodesarrollao.wordpress.com/2017/03/08/littlemisssunshine/), una película sobre la familia como motor afectivo e impulso motivador de los sueños y de la autorrealización personal. Con esta reseña-entrada-crítica no pretendo sino desentrañar brevemente, a modo de respuesta de la entrada precedente, la película bajo una perspectiva personal. Además, quisiera añadir que, sintiéndolo mucho, haré algún SPOILER, y que reprimiré cualquier impulso de hacer una crítica propiamente cinematográfica, centrándome en lo relacionado con esta asignatura, aunque, eso sí, lo haré de un modo muy accesible.
    Olive es la protagonista del relato. Su sueño -el de convertirse en la ganadora del concurso californiano “Pequeña Miss Shine”- apunta el sentido de toda la película. Su familia, los Hoover, se movilizarán con el sueño de la pequeña no sólo para mostrarla que los componentes de su familia conforman una fuerza motivadora que le valga de modelo a seguir en el futuro, sino porque esta movilización servirá, al fin y al cabo, como superación de las frustraciones de todos ellos. Y es que, lo más maravilloso de la película (y perdone el lector la ilusión del autor de esta reseña) radica en que, desde el principio, tanto el espectador como la familia sabe que la pobre Olive no va a ganar el concurso porque no cumple con el ideal de belleza. ¡Y menos mal que es así y no pertenece a ese mundo superficial!
    Cabe añadir a las frustraciones de los miembros de la familia Hoover mencionadas por Rosalía la del personaje de Paul Dano, el hermano de Olive, y que, inspirado por el filólogo y filósofo F. Nietzsche, guarda un mutismo hasta el día que descubre su daltonismo de forma repentina durante el viaje al concurso. A consecuencia de esta enfermedad congénita, Dwayne (personaje de Paul Dano) no puede cumplir su sueño de ser piloto, por lo que el viaje se convierte en una experiencia crucial para toda la familia precisamente por su carácter liberador y deshinibidor. Así que, tanto él como Olive y como el resto de la familia, unen fuerzas y frustraciones para satisfacer el sueño de la pequeña.
    Una vez los Hoover se montan en el Volkswagen amarillo que les conducirá al concurso, comienza un viaje cargado con obstáculos, como bien los hay en la vida de los viajantes del móvil, y durante todo el metraje se observan fenómenos destacables: cómo los obstáculos son superados en la medida en que cada uno de los Hoover rompe con sus ambiciones y problemas personales en aras del objetivo viaje; y cómo la ruptura con el silencio y la incomunicación de los personajes facilita el tránsito del viaje. A modo de reflejarlo con un reflejo, se puede apreciar en la secuencia en la que el motor del vehículo se estropea y tienen que empujar todos de éste e ir subiéndose paulatinamente. También en cómo el abuelo muere -si no recuerdo mal, aseguraría que es por sobredosis- y portan su cadáver en el maletero como si de una maleta se tratara. Pese a ser dos ejemplos banales, gran parte de la calidad de la película está en sus detalles cómicos, de poco interés para ser expuestos en una reseña, pero, eso sí, están sumergidos en un contexto donde el absurdo y la ironía es la marca de la propia película. Y esto es debido a que el absurdo no es tan sólo un modo de evasión de la realidad de los propios protagonistas de la historia sino un modo de revelación contra, dicho a modo de resumen, el “American Dream”. Porque al final, cuando llegan al certamen, Olive consigue participar y aun marcándose una performance estrambótica y excéntrica (en el mejor y más gracioso sentido) no fracasa ni defrauda sino que consigue el mayor de los triunfos concebibles: su familia sube al escenario para alentar el ánimo grotesco del público (golpe bajo para los “American dreamers”) y celebrar la individualidad de la personalidad de Olive frente a la homogeneidad del resto de candidatas sufridoras de un estilo de vida vacío y superficial que está condenado a la autodestrucción.
    La película es, al fin y al cabo, un reflejo bonito sobre la unidad familiar como medio de lucha y superación personal basado en el apoyo, la cohesión y el afecto mutuo, así como de otras funciones positivas que provee la familia. Así que, lo mejor que puede hacer, querido lector o lectora, si no ha visto la película, es ir a verla y a disfrutarla.

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