Esclavos por voluntad

Por Jorge Phong (Grupo 130, curso 2015-16)

He podido ver en varias asignaturas de Psicología las motivaciones para encontrar pareja: lo que buscan ellos y lo que buscan ellas. Incluso hemos rellenado auto-informes para saber cuáles son nuestras propias motivaciones; los hijos que desearíamos tener, la edad a la que nos gustaría casarnos, la edad de nuestra pareja… Los resultados que vemos tienen ciertos valores de media: 2-2.5 hijos, casados a los 28-30 años, los varones buscan un ideal de mujer con año y pico menores, las mujeres los buscan 2 años y poco mayores. Con tales niveles de ambición, de perspectiva económica…

Las explicaciones a estos fenómenos y estas inclinaciones son amplias: Comienza con una base proveniente de la Teoría de Afiliación de Schachter que sugiere que preferimos el apoyo afectivo en situaciones de incertidumbre. Seguida de una necesidad de atracción, en el que influye la familiaridad, la semejanza, la reciprocidad y el atractivo físico. Las teorías sobre el atractivo físico exponen que los varones valoran más el atractivo de la pareja, y esto se explica mediante varias perspectivas: “lo que es bello, es bueno”, desde una visión socio-biológica; y otra evolucionista, los varones las buscan más jóvenes para asegurar a sus crías una buena genética, y las mujeres valoran más la seguridad financiera para poder proveer a la cría. Por último entra el amor, un sentimiento relevante en la elección y en el bienestar de la pareja; Sternberg nos construye un triángulo en el que intervienen la pasión, el compromiso y la intimidad, pudiendo resumir las relaciones mediante la combinación de estos tres aspectos.

En fin, una cantidad de características físicas y psicológicas que buscamos en nuestras parejas, y una visión ideal sobre nuestro futuro: ¡Un futuro de 10 años para adelante!

Hay tantísimas cosas por ver, por hacer, por sentir, por vivir, por morir; sitios que descubrir, viajar, soñar… Intento imaginarlo y me arrastran corrientes de vivencias tan poco nítidas que no soy capaz de imaginar nada, una falta de claridad por la amplitud de posibilidades que solo por intentar pensarlo los escalofríos se apoderan de mi cuerpo.

Somos niñatos. Sí, pequeño y pequeña… Hace unos años estabas en el instituto, unos pocos más aprendías a masturbarte, unos pocos más en el colegio con tus sumas y tus restas, y un poco más mamabas de la teta de tu madre.

¿Y crees que ya lo has vivido todo? ¿Eres capaz de hacerte un planning de tu vida? “Termino la carrera, me hago un máster, mi pareja formal a los 28, con buen trabajo y 3 hijos…”

¿Realmente es tu deseo? Si lo es, lo respeto. Pero no soy capaz de creerme que tantísima gente tenga esos deseos y esos ideales en su vida. ¿Es realmente un deseo tuyo, o una forma de vida que has estado viendo y viviendo en tus maravillosos 18 añazos, o 19, 20, 30,…? Años que van sumando la creencia de que sabemos más, con la claridad de lo que queremos y lo que no queremos.

Sin embargo, allí afuera viven de otra forma; si nos fijamos podemos ver en la tienda de alimentación o en el locutorio de allí abajo cómo se mueven aquellas personas raras, que tienen costumbres, gustos, idiomas y aspectos diferente. Y parece que son unos pocos, así que “lo normal es lo mío”.

No somos conscientes de todas las culturas que existen en el mundo, o en tu mismo país, o en tu misma ciudad… No muy lejos de tu mirada pegada a la pantalla, una niña de 55 años siente una de las mayores emociones de su vida por irse a Madrid Río por la noche y sin avisar a su marido, un niño realiza tres reverencias a una caja roja pegada a la pared con varias varillas de incienso en nombre de su tatarabuelo, otro niño se enamora locamente de una mujer 12 años mayor que él en contra de los deseos de su familia, otro niño siente el impulso de recorrer el mundo con una mochila a su espalda, una niña de 15 años viaja sola sin apenas dinero a la otra punta del mundo… Y un poquito más lejos, una niña se perfora el labio para introducirse un plato, un niño decide abrirse la piel para que dentro de unos días cicatrice y se produzcan escarificaciones, otro prepara la tierra para la plantación de arroz, otro aprende por primera vez el baile religioso del chamán de su poblado, otro sube una y otra vez a gatas las infinitas escaleras de Shaolin para endurecer su cuerpo, otro acumula meses de meditación sin pausa a su espalda…

Curiosamente, a pesar de tantísimas diferencias que existen, todas tienen algo en común: la creencia de que “la mía es la mejor”. Y por tanto, yo quiero vivir una vida así, porque tengo claro lo que quiero.

Volviendo al tema de origen y sin más rodeos, me entristece ver vidas ideales con parejas ideales y futuros ideales. Por mucho que pensemos que seguimos siendo libres aunque busquemos un futuro programado, estamos condicionados por ello. No vas a reaccionar de la misma forma ante dos posibles parejas si tienes un prejuicio formado, no te engañes.

Tenemos la capacidad de entender los sentimientos del otro porque los comparamos con los nuestros, por tanto ¿realmente el amor del que hablan unos es el mismo que del que hablan otros?

Yo me refiero a esa pasión que llega sin premeditarlo, de forma inesperada, irracional, que arrasa contigo… Quizás para llegar a ello necesitemos dejarnos sorprender un poco más.

Práctica 1: Primera sesión de trabajo en «grupo general»

En la primera sesión de trabajo en los grupos expert@s una parte se dedicó a rastrear información y referencias bibliográficas y otro se dedicó a avanzar la estrategia e instrumentos de observación. En esta sesión volvemos a grupo general para completar varias tareas:

(a) Puesta en común, avance del trabajo conjunto.

(b) Compartir lo avanzando pensado en relación con la observación, instrumento, estrategia, etc. y refinar/revisar el instrumento todo lo posible.

(c) Informar sobre la búsqueda bibliográfica, además se intentará presentar y compartir uno de los artículos encontrados que se consideráis es especialmente útil para el trabajo – y que todos tendrán que leer y discutir en otra sesión.

(d) Si se acerca el momento de observación, discutir cuestiones «prácticas»: ¿quién va?, ¿cuándo?, ¿permisos/consentimientos?, ¿qué hay que preparar antes?, ¿qué ha que dejar hecho justo después?, etc.